viernes, 11 de febrero de 2011

EL JARDÍN DEL FAUNO

Mi amigo el Fauno ocupa un lugar muy discreto, en un apartado rincón de unos fabulosos jardines. Desde su lugar sólo puede ver unas pocas ninfas, cupidos, ancianos con luengas barbas, y una diosa de nombre Pomona.


Sin embargo, a poca distancia tiene lugar una carrera, a cámara lenta, en donde tritones, caballos e hipocampos pugnan por llevar a Neptuno.


 Y todo para disfrute de unos reyes, aunque quien se lo diría, hoy sirven de magnífico paseo de turistas, y de algún que otro solitario.

domingo, 6 de febrero de 2011

MI AMIGO EL FAUNO

Invertir en amistad cuesta poco, una llamada..., algo que diga a la persona en cuestión que nos acordamos de ella, simplemente por amistad.

En esta ocasión, ya que por motivos laborales tenía que ir cerca de donde "vivía" mi amigo el Fauno, fui a visitarle. Sabía que lo había pasado mal, sobre todo por las inclemencias del duro invierno. 


Pero cuando le vi, no me dijo nada, tampoco hacía falta, allí estaba, duro como roca, vigilando su trozo de jardín, pero eso sí, cruzando miradas complices con su compañera del otro rincón.

Sólo se oía el ocasional crujido de la nieve que deshelaba de los arboles y lejos las voces de niños de una excursión. Estaba claro: yo allí sobraba, así que seguí paseando por la orilla de los estanques.



miércoles, 29 de diciembre de 2010

SENDERO MINERO DE JUARROS

En cierta ocasión, impartiendo un curso, en el que estaba hablando sobre la energía y sus unidades, y en concreto sobre lo que son las "calorías" y los "julios", uno de los asistentes afirmaba que el prefería asimilar las "kcal" antes que los "kJ" indicados en  los valores energéticos de las etiquetas de los alimentos porqué así tomaba menos.

Basándome en tan curiosa filosofía decidí afrontar el paseo del sendero minero de Juarros a 263ºK y no a los -10ºC que indicaba el termómetro de mi coche a las 7:30 de la mañana.


El sendero es más bien un secuencia de pistas, caminos y un trocito de carretera, no es precisamente espectacular, pero tiene mucho encanto y ofrece, al menos, dos facetas: el suave paisaje y las minas. Y en esta ocasión ver salir el sol por encima de la sierra del Mencilla a -10º bajo cero. Pero para ello realizé un recorrido más largo, que incluía el alto de la Esculca y descender por el valle de arroyo Solechón.


La sierra del Mencilla desde el Alto de la Esculca (1213)


El valle del arroyo Solechón presenta este caótico aspecto. Las raíces de los pinos, que no son autóctonos, cuando crecen en un suelo con poco sustrato no soportan las duras condiciones climáticas.


La fuente kárstica de Brieva de Juarros es una parada obligada.

Y un poco antes de acabar la ruta, subir el alto del Sauce, desde donde, y como era la ocasión,  se puede ver la Cordillera Cantábrica, la Cordillera Ibérica y la Cuenca del Duero.