Hay cosas de Burgos que no cambiarán: el Cid y el frío.
Otras se van incorporando, como el conjunto escultórico, situado frente a uno de los accesos al Museo de la Evolución, en el que se intenta conjugar, con más o menos acierto, eso mismo: la idea de la evolución.
Y en donde el Homo Antecessor parece que lo lleva con resignación.
Está claro, evoluciomanos, y sirva de ejemplo lo que en 1868, el plano del Coronel de Ingenieros D. Francisco Coello, en su leyenda, decía de los burgaleses.
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