El Puig Campana es una montaña de 1.408 metros de altura sobre el nivel del mar, y nunca mejor dicho. Ocupa y domina una posición centrada rodeada por el Monte Castellet, la Sierra de Aitana y la Serra Cortina, tiene una inconfundible silueta, que le proporciona el tajo de Roldán, y su ascensión supone salvar un desnivel de 1.000m. Se convierte por lo tanto en la atalaya ideal para observar el mundanal entorno que domina.
La ruta sale desde la Font del Molí, en Finestrat, por una pista asfaltada, hasta que se llega al puente que cruza el Canal del Barranc en donde un poste señalizador apunta a la montaña, al Racó del Gatet, por un PRV-14.
La pedrera del "Barranc de les Marietes" sí que supone una autentica brecha en la montaña, pero en este caso no producto de un héroe mitológico sino de una fractura tectónica.
La pedrera tiene una gran pendiente y hay que optar por seguir la senda marcada de la derecha que obliga incluso a hacer alguna trepada.
Una vez en el collado nos encontraremos con el Sendero Botánico de la Umbría del Puig Campana, que hubiera sido el el recorrido aconsejado para el ascenso, pero que utilizaré para descender. Pero antes hay que llegar a la cima.
Desde el sendero que sube a la cima, por el que es imposible perderse dado el exceso de pintura, las vistas son espectaculares y Benidorm parece una maqueta. De vivir Roldán en estos tiempos no sé si hubiera pegado un tajo a la montaña o hubiera jugado con las modernas "megaconstrucciones".
Inicio el descenso por el Sendero Botánico más preocupado por seguir el sendero que por las intensos colores morados y amarillos de las flores o si me rodeaban fresnos o tejos, incluso me convietro en agente erosivo cuando pierdo la senda y algunas piedras preceden mi descenso, pero afortunadamente, desde un risco, veo la senda que cruza una pedrera y un panel explicativo de la Microreserva Botánica de la Umbría del Puig Campana.
Poco a poco la pendiente se reduce y llego al Coll de Pouet en donde se pueden apreciar los estragos que el el incendio de 2009 causó en este paraje. Los troncos, caídos o todavía en pie, son tristes recuerdos de una catástrofe causada por la caída de una torre del tendido eléctrico. Pero la Naturaleza ya se está encargando de hacer lo que el hombre es incapaz.
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