En 1936 el Castro Valnera no aparecía en los planos. La primera vez que vi esta montaña fue en 1980, y lo primero que me vino a la mente fue la película "Horizontes Perdidos". Hoy con otros ojos, la cosa es diferente, pero sigo teniendo aquel regusto de lo desconocido, pese a la masificación y pese a la euforia y el derroche por señalizar la Naturaleza.
Que al final sólo sirve para diversión de "descerebrados" que no tienen ningún horizonte.
¿Es tan difícil disfrutar de la belleza?. En el siglo XIX dentro del movimiento cultural del romanticismo, como exaltación de la perfección y de la belleza, surgieron muchos paisajistas, como Caspar David Friedrich, que pintó "El caminante sobre el mar de nubes".
Abstraerse con la naturaleza, lo recóndito, con el esfuerzo......
Dejemos que el Castro Valnera sea nuestro horizonte perdido.
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